TALLER PARA BEBÉS Y PADRES: “APRENDO CONTIGO”
Desde el nacimiento hasta los 3 años de vida
Desde el nacimiento hasta los 3 años de vida
Es un taller pensado para que las madres y los padres se encuentren con su bebé y puedan dedicarse un tiempo para fomentar y cuidar su vínculo a través de canciones, danza, música, contacto piel con piel, juego, etc.
Las actividades y juegos están
dirigidas a acompañar el desarrollo del bebé, respetando su momento evolutivo y
favoreciendo la exploración de su propio cuerpo y del entorno.
Creamos entre tod@s un espacio
familiar y acogedor para compartir experiencias, inquietudes y momentos de
aprendizaje juntos, teniendo en cuenta la influencia de los primeros momentos
de la vida en el desarrollo de la personalidad.
Taller semanal. Duración 50
minutos.
La importancia de estos grupos de
crianza y juego está fundamentada en la teoría del apego de Bowlby, la
psicología perinatal, la terapia psicomotriz y la psicoterapia a través del
juego.
PSICOLOGÍA PERINATAL
Por ello, abarca el período
sensible de embarazo, parto/nacimiento y puerperio/crianza, momentos vitales de
cambio que en ocasiones requieren de un acompañamiento y apoyo externo y
profesional.
Abarca de ese modo la
prevención o, en su caso, atención y tratamiento del desarrollo del vínculo
mamá/bebé, la comunicación entre la pareja, la atención a la depresión
postparto, la comunicación con el bebé prenatal y la ansiedad derivada de la
nueva situación personal y familiar.
LAS RELACIONES DE APEGO ENTRE PADRES E HIJOS
Al nacer, los bebés dependen
completamente de sus padres para la supervivencia. La persona que proporciona
alimento y bienestar al recién nacido y con la que este forja una relación
primaria de apego suele ser la madre, aunque también puede ser el padre, un
cuidador u otra persona que brinde su cariño y sensibilidad al pequeño. La
madre y su hijo experimentan una conexión íntima que hace que el bebé se sienta
seguro. Para los recién nacidos, contar con un adulto que les dedique su
atención y cuidados, que sea capaz de percibir, interpretar y atender a sus
necesidades, reviste una gran importancia por cuanto les infunde seguridad. La
sensación de bienestar que emerge a partir de las experiencias previsibles y
repetidas de cariño genera lo que John Bowlby -pionero de la teoría del
apego-denomina una base segura, es decir, un modelo interno de seguridad que
posibilita el adecuado desarrollo del niño y la exploración del mundo que les
rodea. El apego seguro reviste consecuencias muy positivas en diferentes
facetas del desarrollo infantil, incluyendo los dominios social, emocional y
cognitivo.
La investigación del apego subraya la influencia
que tiene la relación paternofilial en las interacciones con los otros niños,
en la mayor o menor seguridad a la hora de explorar el mundo, en la mayor o
menor competencia para gestionar el estrés, en la habilidad para equilibrar las
emociones, en la capacidad de tejer una historia vital coherente y, por último,
en la posibilidad de entablar relaciones interpersonales significativas para el
futuro.
EL APEGO, LOS GENES Y EL DESARROLLO
La personalidad es el resultado
de la interacción entre las cualidades temperamentales o innatas del niño (como
sensibilidad, sociabilidad y cambios de humor) y las experiencias que el niño
en desarrollo afronta tanto en el seno de su familia como con sus compañeros.
La herencia genética tiene un profundo impacto sobre nuestro desarrollo,
determinando las características innatas de nuestro sistema nervioso y el modo
en que reaccionaremos con las otras personas. Por su parte, la experiencia
también influye directamente en el desarrollo infantil, ya que es capaz de
activar determinados genes y, en consecuencia, de modelar nuestra estructura
cerebral. En este sentido, la oposición entre naturaleza y cultura es falsa
porque, para el desarrollo óptimo de los niños, la naturaleza (la genética)
necesita de la cultura (la experiencia). Los genes y la experiencia colaboran
estrechamente para llegar a modelar quienes somos.
El apego es una de las fuerzas
más condicionantes del desarrollo infantil. Los bebés humanos son,
probablemente, las crías más inmaduras del reino animal y tienen al nacer un
cerebro muy poco desarrollado en comparación con la complejidad que llega a
alcanzar posteriormente. La principal característica de los humanos es que
somos seres exquisitamente sociales. Nuestro cerebro está diseñado para
relacionarse continuamente con otras personas y esa relación influye en el
funcionamiento y desarrollo cerebral. Por esa razón, las experiencias de apego
son un factor esencial en la configuración de nuestro desarrollo.
Algunas personas dudan sobre si
los descubrimientos de la teoría del apego significan que los primeros años de
nuestra infancia determinan completamente nuestro destino posterior. Sin
embargo, la investigación evidencia que las relaciones con los padres pueden
cambiar a lo largo del tiempo, como también cambian los apegos de los hijos.
Eso quiere decir que nunca es demasiado tarde para introducir cambios positivos
en la vida de los pequeños. Los estudios también demuestran que las relaciones
significativas con otros adultos -más allá de los padres- que brinden su
comprensión y seguridad al niño, constituyen un refuerzo muy importante para su
capacidad de adaptación, una semilla en la mente infantil que madurará
posteriormente, cuando el niño crezca. De ese modo, las relaciones con
parientes, maestros, cuidadores, etc.Son una importante fuente de conexión
para el niño en desarrollo. Aunque esas relaciones no sustituyen al apego
seguro que los bebés experimentan con sus cuidadores primarios, son una fuente
de poder para la incipiente mente infantil.
Del libro "Ser padres conscientes"-Daniel J.Siegel y Mary Hartzell.
"Un mejor conocimiento de nosotros mismos contribuye a un desarrollo integral de nuestros hijos".
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